Había una una vez una sirenita que surcaba los mares. ¡Qué frío tenía la pobre!, siempre con la piel de gallina. Un marinero que conoció le regaló un abrigo muy bonito, con grandes solapas y botones dorados. Pero, mojado, no servía para nada en el fondo del mar. ¡Qué la sirenita seguía tiritando!. Fue al Hada del Mar, que le regaló un par de piernas y un biquini a juego. Salió del agua y se quedó en la playa. Y ahí la podéis ver, tomando el sol, roja como un cangrejo. Aún hoy, regalo de los mares helados donde pasó su juventud, en la cama siempre tiene los pies gélidos.
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Cómo añora el que otrora fue, su inútil abrigo…
ResponderEliminarBUENA Y BONITA ENTRADA ANABEL
ResponderEliminar¡QUE ALEGRÍA ME DAS!
es un sueño constante saber que la sirenita escrita tiene más que letras, que tiene piel, que tiene ojos, que tiene ángel, es un sueño constante la presencia quién sabe un día cerca de la sirenita que ahora solo es lo que es para mí en sus letras
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